Responder a los niños/as que viven un conflicto
Lo que nos interesa en la resolución de conflictos es cómo muchas veces somos capaces de superar nuestros límites, cruzar a la otra orilla y seguir caminando
El conflicto tiene su origen en la relación entre personas. Nosotros no vamos a intentar resolver el conflicto, nuestro objetivo es que los niños y niñas salgan del camino del conflicto y guiarles hacia el camino del diálogo y la cooperación. Este sería el cambio de enfoque necesario para poder hablar desde una perspectiva común y no desde el problema individual, de cada niño/a.
Lo primero es entender cómo ha ocurrido el acontecimiento, qué es lo que les ha llevado a mostrarse así.
Qué escuchar
Cuando alguien está muy enfadado es más difícil pasar al diálogo. Para facilitarles ese paso, les digo que hablen conmigo de la historia del conflicto. Hablarán entre ellos cuando hayamos entrado en el camino del diálogo.
Escucharemos los hechos, los detalles del acontecimiento. La curiosidad, nos ayudará a plantear preguntas en lugar de decir nosotros lo que pasa. ¿Qué quieres decir? ¿Qué quieres contarme? Nos interesaremos por sus preocupaciones, deseos ¿Qué quieres?
Concentraremos nuestra atención en lo que ellos/as realmente dicen. Las palabras que utilizamos para expresarnos son muy importantes para nosotros. Si le ayudamos a hacerlo, necesitaremos que él o ella nos confirmen que lo que nosotros decimos es lo que quería decir.
Ver el acontecimiento como parte de una cadena. Por ejemplo uno de ellos ha estado molestando en repetidas ocasiones al otro niño/a antes de aparecer el conflicto. Verlo como parte de una cadena, nos ayudará a entenderles.
Estamos comprometidos con el diálogo, con ser justos/as, con darles la oportunidad de expresarse. Saber dónde están nuestros límites es importante Es necesario posicionase sobre lo que hacemos y saber que no vale todo. En ocasiones el valor de la neutralidad interfiere con el límite ético. La violencia impide el diálogo no podemos ser neutrales ante ella. Decido darles la oportunidad de expresarse, pero no voy a ser neutral con respecto a la violencia porque estoy en contra de la violencia y la coerción.
Elementos a tener en cuenta:
Generalizar, es en definitiva resumir en un solo término lo que es una persona, poner una etiqueta. Por ejemplo: “es agresivo”. Tenemos que ser conscientes de que cuando se pone una etiqueta, nos dejamos muchas cosas fuera sobre esa persona.
También es importante estar atentos a las amenazas porque intensifican el conflicto.
Ver más allá del enfado
Estar dentro de un conflicto es doloroso. Les gustaría que la relación con la otra persona estuviera en otro punto. Una de las formas para contribuir a que salgan de esa discusión es ver las cosas desde el otro lado, desde el lado en el que preferimos estar. Por eso, podemos utilizar preguntas como ¿Qué te gustaría? ¿Qué preferirías?
Al hacer este tipo de preguntas, el tono, las sensaciones cambian… preguntar por qué es importante nos permite lograr una respuesta más amplia para el dialogo. Descubrir ellos mismos los efectos del enfado en su relación (estar separados, no poder jugar juntos) les llevará a buscar una solución. Recordar otras experiencias vividas en las que hayan negociado les ayudará a llegar a un acuerdo y a seguir construyendo una relación de cooperación.
Cuando escuchamos a alguien que está enfadado tenemos que pensar que nos está hablando de su relación con los demás y con el mundo. Dentro del enfado hay un juicio sobre algo que no nos gusta y que queremos cambiar, una preferencia implícita por otra cosa, una oportunidad para cambiar. Nuestra labor es averiguar qué es. Escuchar la ira, el enfado y detectar qué hay implícito.
El enfado es una motivación para el cambio, una energía que permite lograrlo. Por suerte, podemos cambiar y las relaciones también pueden evolucionar.
Reescribir la relación
En todos ellos hay una historia de cooperación que merece ser narrada porque nadie consigue nada solo/a, siempre lo hacemos en contacto con otra gente que nos apoya.
A veces, los valores no son tan fugaces o duran más que las emociones o los sentimientos. Por eso, es importante preguntar, conocer, interesarnos, descubrir, qué valores tienen los niños/as y sus familias; construir juntos una historia de cooperación y diálogo. De tal forma que saquen lo mejor de sí mismos a la hora de negociar con otros/as.
Es importante conocer la historia del conflicto, y más lo es conocer la historia de la cooperación que quizá pueda llevarnos a un futuro diferente, a un trabajo en equipo, a seguir construyendo entre todos una historia alternativa a la del conflicto.
Susana Antón